Teologías Contemporáneas
“Pare de sufrir... (hasta) la sana doctrina”
“También debes saber esto: que en los postreros días vendrán tiempos peligrosos”. 2 Timoteo 3:1
Pablo ya podría vislumbrar cómo serían los últimos tiempos. Él veía que a la Palabra de Dios la empezaban a acomodar a las corrientes de pensamiento, que muchos la acomodaban a sus propias ideas. Entonces Pablo le dice al joven Timoteo “ten cuidado, porque vendrá un tiempo en que las cosas empezarán a desviarse. Tú sigue firme en la doctrina que has aprendido.
En estos tiempos peligrosos habrá supuestos ministros que “tendrán apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella”. V. 5. Recuerde esta frase: Negar la eficacia. Habrá muchas teologías que niega la eficacia del sacrificio de Cristo.
“Mirad que nadie os engañe por medio de filosofías y huecas sutilezas, según las tradiciones de los hombres, conforme a los rudimentos del mundo, y no según Cristo.” Colosenses 2:8
Algunos enseñarán doctrinas que parecen verdades pero son deslizamientos sutiles. Son doctrinas huecas. Suenan ruidosamente pero no tienen contenido. Vienen en consecuencia del mismo tiempo en que vivimos.
“…para que ya no seamos niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error”. Efesios 4:14.
Es una exhortación a cuidarnos de vientos de doctrinas, astucias, artimañas del error.
Pero hay algo muy interesante en 1 Timoteo 4:1: “Pero el Espíritu dice claramente que en los postreros tiempos algunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios”. Parece increíble. Se volverán atrás de la fe y habrá espíritus engañadores y doctribas de demonios. ¿Puede ser esto real en la iglesia? La Palabra ya nos ha prevenido hace muchos años.
Pablo también le dice en 2 Timoteo 4:2-4: “que prediques la palabra; que instes a tiempo y fuera de tiempo; redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina. Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias, y apartarán de la verdad el oído y se volverán a las fábulas”.
Observe la expresión: “No sufrirán la sana doctrina”. Este es un concepto destacado en la corriente de pensamiento actual. Nadie quiere sufrir. Hay iglesias que nos animan a parar de sufrir. Y aún la doctrina de Cristo está siendo sometida a este principio. No sufrir la sana doctrina.
Si hay sana doctrina, hay entonces, en contraposición, otra doctrina, que es falsa, enferma, adulterada, similar pero no es una enseñanza sana. Quiere decir que también hay otra doctrina que puede predicarse adentro o afuera de la iglesia.
El apóstol Juan también nos dice en su carta que nos cuidemos porque hay muchos engañadores que andan predicando y que salieron de nosotros. De nosotros. Por eso debemos saber que cuando estamos enseñando una doctrina nos cercioremos que esté en la Palabra, interpretada correctamente.
¿Qué significará no sufrir la sana doctrina? Que no nos duela que la cambien.
Muchas veces hay que jugarse por la sana doctrina. Si usted enseña sana doctrina, va a sufrir persecución. Pero se tiene que jugar por eso.
Hay muchos que tendrán “comezón de oír”, algo les sonará lindo. Hoy los filósofos actuales no quieren que le compliquen mucho la vida. Cada uno hace lo que quiere, “con tal que seas feliz...”. “Todo es relativo”. “Vive tu propia verdad”.
Esta línea contemporánea se ha metido en la teología, y por ende se ha metido en las iglesias.
“Vamos a unirnos todos, vamos a juntarnos todos, pero no hablemos de doctrina". El Concilio Mundial de Iglesias dice que la doctrina separa, pero el servicio une. Es lindo servir juntos, pero hasta qué punto estamos dispuestos a sufrir la sana doctrina.
Hoy, como objetivo volitivo, tomemos una decisión con esto. Seamos firmes. Celosos de la Palabra. Si ella dice que en estos tiempos peligrosos cada uno apostatará de la fe, habrá tibieza espiritual, debemos replantearnos a qué nos llama el Señor. Sobre todo a aquellos que somos responsables del cuidado de la enseñanza.
Pastor Pablo Giovanini