“Maldiciones generacionales”
El por qué de esta teología
- La seducción de lo desconocido y la atracción del mundo espiritual.
- Hoy proliferan más que nunca las películas de terror, hechicería, la gente lee ciencia ficción relacionadas con la magia, brujería, ocultismo.
- La influencia de la Nueva Era en el pensamiento actual.
Las bases de estas enseñanzas.
- Los que enseñan la maldición generacional se basan en los textos de Éxodo 20:5,6; 34:6,7; Números 14:18; y Deuteronomio 5:9,10 («visitar la maldad de los padres sobre los hijos... hasta la tercera y cuarta generación».
- Estos maestros interpretan los versículos como si los delitos de una persona fueran genéticamente trasferidos a todos sus descendientes. Para ellos la gente no sólo hereda la naturaleza pecaminosa de sus antecesores, sino que también traen por nacimiento la iniquidad de sus ancestros. Como resultado, Dios los culpa, no sólo por sus propios pecados, sino también por los pecados de sus antecesores.
- Un escritor dice que las maldiciones son las siguientes:
1. Pobreza o insuficiencia financiera completa.
2. Esterilidad e impotencia, así como abortos y otras complicaciones en el área de la reproducción.
3. Fracasos en planes y proyectos.
4. Muertes prematuras y muertes por causas no naturales.
5. Enfermedades y dolencias, sobre todo afecciones crónicas y hereditarias.
6. Vidas con traumas, siempre se va de una crisis a otra
7. Quebrantos mentales y emocionales.
8. Ruptura de las relaciones familiares e inclusive divorcios.
9. Obstáculos espirituales para oír la voz de Dios, percibir la presencia del Señor, comprender la Biblia, concentrarse en la oración, y ausencia de dones espirituales.
- Además, dicen que Satanás tiene derecho a seguir manteniendo un "reclamo legal" contra los creyentes que no han tratado con sus maldiciones generacionales, resultando en fracaso, violencia, impotencia, profanidad, obesidad, pobreza, vergüenza, enfermedad, aflicción, temor, y aun muerte física.
- Estos predicadores proponen pasos para liberarse de las maldiciones. Dicen que por la sangre de Cristo flos pecados de cada persona son borrados, pero que deben dar un "paso adicional" para quitar la iniquidad que traen de sus padres. Para liberarse hay una elaborada ceremonia que consiste en hacer una lista de los pecados de sus ancestros hasta la cuarta generación, confesar los pecados por ellos, recitar oraciones y declaraciones recomendadas, y romper personalmente esas supuestas maldiciones.
Frases de los que predican esta teología.
- "He visto a muchos que no han sido sanados de estas enfermedades aun después de muchas oraciones… ¡aunque ellos sí tienen fe! Los pastores no comprenden la razón y culpan a la persona enferma por su ‘falta de fe’… Después de aprender acerca de cómo romper las maldiciones generacionales... he visto a la mayoría de personas sanadas enteramente. ¡Nunca vuelve la enfermedad! La enseñanza de esto lleva dos semanas, para poner en libertad a una iglesia y guiarla a hacer las oraciones."
- "Jesús no llevó solamente los pecados y las enfermedades, sino que también nuestras maldiciones y mientras esta revelación no este sobre ti y la entiendas, la serpiente estará debajo de esa la piedra, si no estarás padeciendo las enfermedades de tus padres, o de tus abuelos. Es tiempo que levantes la piedra y saques todo lo que esta debajo y lo saques fuera de tu vida".
- «La gracia no significa que una maldición ya no vuelve a pasar a generaciones siguientes»... «la gracia no significa que uno sea inmune a las maldiciones, simplemente quiere decir que ya hay una solución, un remedio».
- "El reino de Dios y las tinieblas operan con plenos ‘derechos legales’. Satanás se presenta ante el trono y muestra derechos legales de atacar el cuerpo o la economía de usted. Se decide si los reclamos son válidos... si se le permite hacer lo que solicita contra usted y su familia."
- "Jesús vino a confirmar el Antiguo Testamento, no a abrogar las leyes de Dios..." "El viejo pacto no significa anulado, sino que continúa hoy como los diez mandamientos". "Toda la familia paga por los pecados que cometieron sus ancestros."
- "Te estoy dando información clasificada, para que entiendas... Si un día tu padre abusó de ti, cuando eras niño, es una maldición que se va a repetir en tu familia... En algún momento el diablo le va a meter la maldición a alguno de tus hijos".
- Un autor conocido, basándose en Éxodo 20:4-5, enseña que los demonios pasan de generación en generación y que éstos se afianzan en la vida de los creyentes por los pecados generacionales. Para despojarse de estas fuerzas demoníacas, los creyentes necesitan saber cuáles son esas ataduras, y tener un ritual de liberación para romperlas. Se necesitan consejeros con conocimiento especial de ataduras diabólicas si el caso es grave. Se da un examen especial de diagnostico y se proveen las palabras que deben ser repetidas, como: «Rechazo toda obra demoníaca que me ha sido pasada de mis ancestros».
- «Puede haber fuerzas que obran en nuestra vida que tienen sus orígenes en previas generaciones... El origen de la causa puede ser desde hace mucho tiempo, aun miles de años». «Muchos creyentes que deberían estar gozando de bendiciones están cargados de maldiciones… no comprenden la base sobre la que pueden ser liberados».
- «Jesús nos limpia de nuestro pecado… Pero nosotros debemos asumir el poder y la autoridad que ahora tenemos por medio de Jesucristo y ‘limpiarnos’ de la ‘suciedad’ o de demonios. Tan pronto como aceptemos a Cristo, los demonios son intrusos y no tienen derecho a permanecer en nosotros a no ser que nosotros mismos les demos derecho a hacerlo debido a pecado o ignorancia». Por otra parte, ella describe a niños que «han heredado demonios a través de los padres», añadiendo que ella los aconsejaba a «pedir al Señor que rompa la línea de herencia y selle a sus hijos de ese origen de los demonios».
- «Conjuramos esas maldiciones que por generaciones se han permitido a través de un espíritu familiar. Rompemos la atadura y en nombre de Jesús ordenamos que salga. Ordenamos que vaya a lugares vacíos y decimos que a la maldición no se permita permanecer en ninguna futura generación. Su poder y dominio son rotos para siempre».
Sus métodos de "liberación".
- Los predicadores de esta enseñanza dan elaboradas listas y pruebas de diagnóstico, y aun palabras exactas para ser utilizadas durante la ceremonia de liberación.
- Por ejemplo: "Tres pasos de cómo romper la maldición:
A- Arrepentirse: tenemos que reconocer que hemos confesado algo malo y arrepentirnos de todo corazón.
B- Revocar: o sea des-decir o cancelar lo que sea que dijimos que estuviera mal (Mr. 14: 66-72 y Jn. 21: 15-17)
C- Reemplazar: tenemos que reemplazar nuestra mala confesión anterior por una confesión correcta en otras palabras diciendo palabras positivas."
- Oraciones que recomiendan: «Haga una lista detallada de todos los pecados que los miembros de su familia han cometido hasta cuatro generaciones. Si los miembros de la familia continúan pecando en el presente, sus pecados deben ser confesados cada día. Es importante arrepentirse por virtud de su familia. Después de que usted haya confesado todos los pecados en cada lista, renuncie en el nombre de Jesucristo a cualquier reclamo de Satanás sobre su vida. Luego el Señor le revelará nuevas libertades en los días que siguen».
Cómo contrarrestar esta enseñanza.
1. Considerar el significado de la palabra "maldición" en la Biblia.
- Maldición no es un conjuro mágico ni una nube oscura llena de demonios que aparecen cuando uno tiene miedo.
- En hebreo la palabra maldición es "arar" que significa "una declaración de juicio sobre los que quebrantan el pacto". Solo Dios puede efectivamente «maldecir». Es una revelación de su justicia en apoyo a su derecho a la obediencia absoluta. En síntesis es «Maldito el varón que no obedeciere las palabras de este pacto» (Jer 11:3).
- Otra palabra que a veces adquiere el significado de maldecir es "qalal": "tratar como «insignificante» o despreciable (o sea «mal-decir»)":
- «Igualmente el que maldijere [«trate sin respeto»] a su padre o a su madre, morirá» (Éx 21:17).
- «Maldecir» significa «jurar» cuando se trata de alguna divinidad: «El filisteo maldijo a David por sus dioses» (1º Sam. 17:43).
- El aspecto negativo de «bendición» se expresa en el modo pasivo: «El más joven morirá a los cien años, y el [«pecador»] que no
llegue a los cien años [por lo tanto] será considerado maldito» (Is 65:20).
- Un uso semejante se puede ver en: «Su porción es maldita en la tierra» (Job 24:18).
- En el Nuevo Testamento encontramos rasgos del espíritu veterotestamentario (Mc 11:12; Hch 5:1), pero el clima ha cambiado. La maldición se elimina con la bendición (Lc 6:28; Ro 12:14). La maldición de la Ley se ha deshecho con el sacrificio de Cristo (Gl 3:10–14). La última palabra del Antiguo Testamento es «maldición», pero el Nuevo Testamento se cierra con una bendición.
2. Debemos hacer una correcta interpretación de cada texto bíblico.
- Primero, ¿qué significaba para los primeros receptores, es decir para Israel? En Éxodo 20 y 34, Moisés se dirigía a los hijos de Dios que estaban rodeados de paganismo. Los paganos creían que aquellos que cometían infracciones de culto, que olvidaban el cumpleaños de su dios, que ofrecían falso sacrificio, o que rendían culto a otro dios que les ofrecía ayuda en algún asunto específico (lluvia, fertilidad, o guerra), morirían. El dios principal que una persona veneraba daba sentencia de muerte contra el ofensor y contra toda su familia hasta que ellos fueran completamente liquidados.
- Como se advierte a los largo del Pentateuco, Moisés escribe para corregir. Él declara a los supersticiosos israelitas que su Dios es diferente al de los paganos. Está interesado en la obediencia del corazón, no meramente en que se practiquen ciertos rituales. Los que constantemente lo ofenden serán juzgados conforme a la ofensa. Además, si persisten en rebelarse contra Dios y su Palabra, se arriesgan a afectar negativamente a sus descendentes; no por alguna percibida culpa biológicamente transferida, sino por su mal ejemplo.
- Segundo: necesitamos considerar el punto de referencia del autor. Los hijos que estaban siendo juzgados mostraban una conducta aprendida, no maldiciones y culpabilidad heredada.
- Los resultados y efectos del pecado no son trasmitidos a los descendientes naturalmente o genéticamente. Los efectos negativos del pecado son trasmitidos como conducta aprendida. La frase «hasta la cuarta generación» se refiere hasta el bis-abuelo. El bisabuelo influye mientras él vive a su hijo, nieto, y bisnieto. La posibilidad de trasmitir a sus descendientes sus prácticas pecaminosas termina cuando él muere. Pero durante su vida, sus descendiente pueden decidir si seguirán en los caminos pecaminosos del bisabuelo o si se volverán al Señor. Por lo tanto, no somos responsables por los pecados de nuestros antepasados ni estamos obligados a repetirlos. Tampoco tenemos la "culpa legal" o la "tendencia genética".
- Si una generación decide buscar a Dios, queda anulada esa maldición, porque Dios hace misericordia a los que le aman. Y esto dentro del Antiguo Pacto. Tenemos por ejemplo, el caso de Josías. Su abuelo y su padre fueron los peores reyes de Judá. ¿Qué se suponía que iba a ser Josías? Pero él decidió buscar a Dios, destruir la idolatría y reparar el templo. Dios dijo que el juicio no vendría en su tiempo porque él se había arrepentido, y ninguna «maldición generacional» cayó sobre él.
- Tercero: necesitamos leer todo el pasaje de los textos usados. Observe que el juicio de Dios cae sólo sobre los miembros (segunda, tercera, y cuarta generación) «de los que me aborrecen» (Éxodo 20:5; Deuteronomio 5:9; 7:10; 32:41). Sobre quienes cae el juicio: A la gente que voluntariamente ha seguido a sus ancestros y sus modelos de conducta rebelde. Estas palabras de las Escrituras explican que el juicio divino está reservado para quienes persisten en rebelarse contra Dios al decidir que continuarán los pecados de sus ancestros.
3. Enfatice que no hay evidencia bíblica para esta doctrina.
- La frase «maldición generacional» o cualquier otra frase similar nunca aparece en las Escrituras, no se encuentra en ninguno de los Testamentos. Esto debería alertar a los creyentes con criterio sobre la necesidad de ser cuidadosos en este asunto. Debe haber pruebas convincentes cuando se estudia todo el consejo de Dios.
- El concepto de maldición generacional no se halla en las Escrituras. Cuando se lee Éxodo 20:5 y 34:6,7, etc., en el contexto de los israelitas, y se interpreta propiamente, se elimina por completo la posibilidad de que estos textos apoyen la enseñanza de maldición generacional.
- Las pruebas de diagnostico, los rituales, y las oraciones recomendadas por aquellos que enseñan la maldición generacional no se encuentran en las Escrituras. No hay tales pasos en la Biblia, la cual es nuestra única regla para asuntos de fe y práctica. Si las maldiciones generacionales fueran una realidad, Dios habría dado las debidas instrucciones en las Escrituras respecto a cómo tratar con este problema.
4. Considerare lo que dice el mensaje de la Biblia entera.
- Deuteronomio 24:16. «Los padres no morirán por los hijos, ni los hijos por los padres; cada uno morirá por su pecado» La inspiración y naturaleza no contradictoria de las Escrituras, juntamente con el principio a prueba de tiempo de que las Escrituras interpretan las Escrituras, requieren que interpretemos las palabras de Moisés en Deuteronomio 5:9,10 a la luz de su inequívoca declaración en el capítulo 24.
- 2 Reyes 14:6 y 2 Crónicas 25:4 (pasajes paralelos): «Pero no mató a los hijos de los que le dieron muerte, conforme a lo que está escrito en el libro de la ley de Moisés, donde Jehová mandó diciendo: No matarán a los padres por los hijos, ni a los hijos por los padres, sino que cada uno morirá por su propio pecado» (2 Reyes 14:6). Estas Escrituras indican que la enseñaza de Moisés en Deuteronomio 24 fue claramente comprendida y practicada en la antigua Israel.
- Ezequiel 18:1–4. En el tiempo de los profetas los israelitas habían olvidado la corrección de Moisés de las ideas del paganismo. Los profetas tuvieron que encarar el mismo asunto. Durante el exilio, Ezequiel registró lo siguiente: «Vino a mí palabra de Jehová, diciendo: ¿Qué pensáis vosotros, los que usáis este refrán sobre la tierra de Israel, que dice: Los padres comieron las uvas agrias, y los dientes de los hijos tienen la dentera? Vivo yo, dice Jehová el Señor, que nunca más tendréis por qué usar este refrán en Israel. He aquí que todas las almas son mías; como el alma del padre, así el alma del hijo es mía; el alma que pecare, esa morirá».
- Ezequiel 18:14–20. «Pero si éste engendrare hijo, el cual viere todos los pecados que su padre hizo, y viéndolos no hiciere según ellos; no comiere sobre los montes, ni alzare sus ojos a los ídolos de la casa de Israel; la mujer de su prójimo no violare, ni oprimiere a nadie, la prenda no retuviere, ni cometiere robos; al hambriento diere de su pan, y cubriere con vestido al desnudo; apartare su mano del pobre, interés y usura no recibiere; guardare mis decretos y anduviere en mis ordenanzas; éste no morirá por la maldad de su padre; de cierto vivirá. Su padre, por cuanto hizo agravio, despojó violentamente al hermano, e hizo en medio de su pueblo lo que no es bueno, he aquí que él morirá por su maldad. Y si dijereis: ¿Por qué el hijo no llevará el pecado de su padre? Porque el hijo hizo según el derecho y la justicia, guardó todos mis estatutos y los cumplió, de cierto vivirá. El alma que pecare, esa morirá; el hijo no llevará el pecado del padre, ni el padre llevará el pecado del hijo; la justicia del justo será sobre él, y la impiedad del impío será sobre él».
- Jeremías 31:29,30. «En aquellos días no dirán más: Los padres comieron las uvas agrias y los dientes de los hijos tienen la dentera, sino que cada cual morirá por su propia maldad; los dientes de todo hombre que comiere las uvas agrias, tendrán la dentera».
- Daniel 9:4, 5,7–9. Es importante notar que no todos los judíos en esos tiempos trataban de culpar a los demás. Daniel en vez de culpar por su destino a sus antecesores, como hacía el público oyente de Jeremías y Ezequiel, él aceptó su propia responsabilidad personal y la de sus contemporáneos por el juicio que había caído sobre ellos. «Y oré a Jehová mi Dios e hice confesión diciendo: Ahora, Señor, Dios grande, digno de ser temido, que guardas el pacto y la misericordia con los que te aman y guardan tus mandamientos; hemos pecado, hemos cometido iniquidad, hemos hecho impíamente, y hemos sido rebeldes, y nos hemos apartado de tus mandamientos y de tus ordenanzas... Tuya es, Señor, la justicia, y nuestra la confusión de rostro, como en el día de hoy lleva todo hombre de Judá, los moradores de Jerusalén, y todo Israel, los de cerca y los de lejos, en todas las tierras adonde los has echado a causa de su rebelión con que se rebelaron contra ti. Oh Jehová, nuestra es la confusión de rostro, de nuestros reyes, de nuestros príncipes y de nuestros padres; porque contra ti pecamos. De Jehová nuestro Dios es el tener misericordia y el perdonar, aunque contra él nos hemos rebelado».
- Juan 9:1–3. En el tiempo de Jesús, los judíos habían otra vez olvidado las correcciones del paganismo expresadas por Moisés y los profetas. Jesús encaró los mismos asuntos. «Al pasar Jesús, vio a un hombre ciego de nacimiento. Y le preguntaron sus discípulos, diciendo: Rabí, ¿quién pecó, éste o sus padres, para que haya nacido ciego? Respondió Jesús: No es que pecó éste, ni sus padres, sino para que las obras de Dios se manifiesten en él.» Aunque los discípulos tenían el antiguo punto de vista pagano de que la culpa y el pecado podrían ser heredados, Jesús enfatizó la gloria y la gracia de Dios.
- Juan 8:11. Jesús también afirmó: «Vete, y no peques más». Las palabras de Jesús sugieren que el perdón de Dios basta para alcanzar un grado tal de transformación espiritual que produzca un cambio de vida. Jesús creía que la mujer a quien acababa de perdonar era libre de escoger si permanecería en el pecado o se apartaría de él. No se hace ninguna referencia a la necesidad de una oración adicional, una ceremonia, o una fórmula de renunciación para complementar la oferta de la gracia y el perdón de Dios.
- Romanos 2:5,6 y 14:10,12. Las palabras de Pablo: «Dios... pagará a cada uno conforme a sus obras», y «porque todos compareceremos ante el tribunal de Cristo... de manera que cada uno de nosotros dará a Dios cuenta de sí». Los maestros de las maldiciones generacionales dicen que se deben romper las maldiciones que pudieron entrar durante la niñez. Pero ningún niño es culpable de los pecados que cometieron sus antepasados y mucho menos está capacitado para pedir perdón por otro, cuando la salvación es personal y cada uno debe confesar sus pecados y aceptar a Cristo como Salvador personal. Romanos 10:13 dice: «porque todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo».
- 2 Corintios 5:17: «Si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas». Los que predican las maldiciones generacionales exigen de las personas la confesión de pecados, incluso «los cometidos en el vientre materno» a fin de que se rompan todos los vínculos del pasado y se someten a la oración dirigida llamada «quiebra del vínculo». Sin embargo, por fe las cosas viejas pasaron.
- La iglesia tiene hoy el testimonio de Moisés, de los profetas, de Jesús, y de los apóstoles, juntamente con el Nuevo Testamento, la plenitud del Espíritu, y los dones del Espíritu, incluido el don de discernimiento. No obstante, un porcentaje de la iglesia ha caído en el paganismo.
5. Ajuste cada enseñanza a la propiciación de Cristo.
- Hay una diferencia sustancial entre en Antiguo Testamento y el Nuevo: La obra de Cristo. Basar una teología sólo en el Antiguo Testamento siempre será desequilibrada. Sólo teniendo en cuenta el sacrificio de Jesucristo en la cruz es que recordamos conceptos trascendentales como «propiciación».
- La propiciación es un concepto que los expositores de la guerra espiritual olvidan frecuentemente. Nuestros pecados merecían una aplicación de juicio, y en consecuencia, la ira de Dios era aplicada sobre el pecado casi instantáneamente. ¿Por qué Dios no actúa hoy así? Sencillamente porque Cristo hizo la propiciación por el pecado.
- Heb 9.5. Ro 3.25. «A quien Dios puso como propiciación por medio de la fe en su sangre». Cristo, por su muerte expiatoria, es el único y completo medio personal por quien Dios muestra la misericordia de su gracia justificadora al pecador que cree.
- En el Nuevo Testamento, ya no se habla de la dicotomía entre bendición-maldición. Los expositores de la teología de maldiciones generacionales dicen que si no tenemos bendición, entonces estamos en maldición. Esto no es así hoy por la obra de Cristo.
6. Afirme la suficiencia del sacrificio de Cristo en la cruz
- Gálatas 3:11-14. Las maldiciones se expresan en el Antiguo Testamento a quienes no cumplen con el viejo pacto. Los que viven bajo la gracia entran en otro trato de Dios. «Y que por la ley ninguno se justifica para con Dios, es evidente, porque: El justo por la fe vivirá; 12y la ley no es de fe, sino que dice: El que hiciere estas cosas vivirá por ellas. 13Cristo nos redimió de la maldición de la ley, hecho por nosotros maldición (porque está escrito: Maldito todo el que es colgado en un madero), 14para que en Cristo Jesús la bendición de Abraham alcanzase a los gentiles, a fin de que por la fe recibiésemos la promesa del Espíritu.»
Ahora a los creyentes sólo los alcanza la bendición en Cristo, puesto que Él pagó (redimió, volver a comprar) la maldición que había en contra nuestra.
- Algunos predican y escriben que el éxito llegará a la vida de sus miembros «cuando sean cortadas las maldiciones generacionales que los atan». Organizan encuentros para «quitar maldiciones» indistintamente, tanto a cristianos como a no cristianos, haciendo de lado el valor de la sangre de Cristo. Pero están dejando de lado Colosenses 2:14 que dice: «...anulando el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era contraria, quitándola de en medio y clavándola en la cruz» Cuando venimos a Cristo, Él borra, anula, «echa a lo profundo del mar» todas nuestras iniquidades y perdona todas nuestras ofensas.
- Gálatas 1:6-9: «Estoy maravillado de que tan pronto os hayáis alejado del que os llamó por la gracia de Cristo, para seguir un evangelio diferente. No que haya otro, sino que hay algunos que os perturban y quieren pervertir el evangelio de Cristo. Mas si aun nosotros, o un ángel del cielo, os anunciare otro evangelio diferente del que os hemos anunciado, sea anatema. Como antes hemos dicho, también ahora lo repito: Si alguno os predica diferente evangelio del que habéis recibido, sea anatema.». Muchos enseñan que cada individuo debe guardar las enseñanzas de sus encuentros porque así es como su salvación está garantizada. Según ellos, la salvación es aquella conquistada por la regresión, quiebra de maldición, y sanidad interior. Si alguien cree que por esto está asgurada su salvación lamentablemente invalida el sacrificio perfecto, completo y final de Cristo en la cruz, y no hay otra salvación. Al fin, estas prácticas producen dudas en los creyentes con respecto a su propia salvación en Cristo. Incluso hay personas que llegan a decir que todo cuanto aprendieron previamente en sus iglesias, estudios, escuelas dominicales, seminarios, antes de llegar a ellos, no era necesariamente toda la verdad, porque «recién ahora es que hallaron la verdad».
- Romanos 3:23-28 dice: «Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios, siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús, a quien Dios puso como propiciación por medio de la fe en su sangre, para manifestar su justicia, a causa de haber pasado por alto, en su paciencia, los pecados pasados, con la mira de manifestar en este tiempo su justicia, a fin de que él sea el justo, y el que justifica al que es de la fe de Jesús. ¿Dónde, pues, está la jactancia? Queda excluida. ¿Por cuál ley? ¿Por la de las obras? No, sino por la ley de la fe. Concluimos, pues, que el hombre es justificado por fe sin las obras de la ley» (Romanos 3:23-28). Cualquier enseñanza que recurra a la regresión, quiebra de maldición y sanidad interior para ayudar a ser perdonado por Cristo invalida su mismo sacrificio.
Conclusión
- Cuando Jesús dijo: «Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres» (Juan 8:36), ¡eso es exactamente lo que significó!
- Toda teología que nos haga perder la fe, es pecaminosa. Toda doctrina que nos haga retroceder de lo que hemos recibido del Señor, no proviene de Dios.
- Cuando un pecador se convierte a Cristo, su posición cambia. Es justificado; no es más hijo del diablo, es hijo de Dios; no es más un degenerado con mente corrupta, es regenerado y santo; no es más esclavo del pecado, es siervo de Cristo; no anda más en el camino de las tinieblas, anda en luz y santificación. Es por posición. Nada se puede hacer para comprar algo de todo esto. Pero es así, por fe, por gracia «por medio de la fe, y esto no es de vosotros, pues es don de Dios; no por obras para que ninguno se gloríe» (Ef. 2:6-9).
- Volvamos a la iglesia primitiva. Los apóstoles sabían que tenían que salir a evangelizar. Eran testigos de algo sorprendente. Nada los detenía. Eran conscientes de una batalla espiritual, pero habían entendido que el evangelio es poder de Dios para salvación. Ya eran vencedores y nadie los movía de esa posición. Por supuesto, habían entendido el evangelio...
Pastor Pablo Giovanini